Los algoritmos no votan: el mito del ‘contenido bonito’ en redes

Por Edson Báez
“Mi amigo hace videos buenísimos, ¿puede llevar las redes?”
“Necesitamos hacernos virales con algo creativo, como Bukele.”
“Ese post tiene más de mil likes, vamos ganando.”
¿Te suenan estas frases? Son parte del nuevo espejismo que vive la política: la ilusión de que un buen post gana elecciones.
Desde hace unos años, muchas campañas han trasladado su energía —y presupuesto— a las redes sociales. Y es lógico: ahí están los votantes, ahí circula la conversación, ahí se construyen narrativas.
Pero en ese traslado digital hemos cometido un error de fondo: confundir “contenido bonito” con “estrategia de comunicación”.
Hay equipos que viven obsesionados con lo estético: que si el reel se ve bien, que si el video tiene música épica, que si el diseño del feed se ve como el de una agencia de moda.
Y está bien hacer contenido de calidad. Pero no podemos olvidar una verdad simple:
Los likes no votan. Los shares no eligen. El algoritmo no cuenta boletas.
Hacer “contenido viral” puede ser útil para ganar atención, pero no necesariamente construye intención de voto ni moviliza estructura.
En campaña, hay contenidos que se comparten mucho y no mueven un punto en la encuesta.
Y al revés: mensajes dirigidos a públicos específicos, sin glamour ni fuegos artificiales, pueden mover el voto si están bien segmentados, bien pautados y bien integrados a una estrategia.
El post que se ve, pero no convierte, es solo fuegos artificiales.
El que segmenta, penetra y persuade, ese es oro.
Las redes sociales no son un concurso de creatividad, son un campo de batalla de datos, emociones y precisión.
Lo que sí gana elecciones en digital:
- Segmentación emocional y territorial: no todos los públicos necesitan lo mismo ni reaccionan igual.
- Mensajes testeados, no solo bonitos: la estética sin narrativa es ruido caro.
- Pauta bien dirigida: si no inviertes en distribución, tu contenido se muere en tu burbuja.
- Integración con tierra y narrativa central: lo digital sin estructura territorial es aire.
Algunos casos que hemos visto:
- Campañas que ganaron con contenido “aburrido” pero bien dirigido a amas de casa, adultos mayores o sectores populares.
- Candidatos que se hicieron virales con memes y canciones… y sacaron menos votos que firmas.
La viralidad es una herramienta, no un objetivo.
La comunicación política no es para entretener. Es para persuadir, emocionar y ganar.
Si tu equipo digital está más preocupado por ser “creativo” que, por ser estratégico, tal vez estás invirtiendo en aplausos… y no en votos.
La política se hace con datos, con emoción, con estrategia.
Y aunque duela admitirlo: los algoritmos no votan. “Aún”.